Caspe Bass 2022

Cuando llega el mes de octubre, hay un open que siempre me gusta hacer “el internacional caspe Bass”. Es un torneo de 30 horas, bastante duro y en un embalse donde por desgracia el black bass no es el depredador más abundante.

Este año por diversos motivos fui dejando para última hora la inscripción y gracias al Sr. Meléndez no nos quedamos sin plaza, lo cual es de agradecer, tanto a él como a la gente de organización, que tanto se lo “curran” y este año con más motivo con un embalse por desgracia tan bajo, prácticamente sin accesos en condiciones.

En esta edición me acompañaría un pescador casi profesional de las lubinas de la zona de Castellón. Mi amigo José Pardo, con el cual ya había realizado anteriormente 3 veces este campeonato. Llego el día 6 de octubre y a las 13h habíamos quedado en el supermercado de la localidad de Xilxes.

José se retrasaría un poco ya que tuvo que ir a recoger a última hora, las cañas que les habían reparado las anillas… y la sorpresa fue cuando apareció con Lola, su perra, un espectacular animal de comportamiento muy refinado. ¡Seriamos tres en esta aventurilla!

Después de un viaje, contándonos el día a día y recordando tiempos pasados. Llegamos a las instalaciones de Lake Caspe, donde nos hospedaríamos en un bungalow. Descargamos trastos y ahí es cuando vino mi segunda sorpresa del día. ¡Mi compañero no llevaba ni un solo carrete con hilo, pero no solo eso! Estaban casi todos los carretes de casting engarrotados… el salitre afecta a los carretes y a las cabezas.


Nos desplazamos para la presentación del open hasta el más de la punta, allí como todos los años nos juntaríamos con nuestros amigos de Bassmaster Alberic y con los pescadores residentes del embalse. Nos tomamos unas cervezas, recogimos las plicas y nos fuimos directos a la casa.

Aún quedaba mucha faena por hacer…

Primera Manga

5 am suena el despertador, el día amanecía nublado y con posibilidades de lluvia. Después de desayunar en el bar de la organización, fuimos hacia la rampa donde nos esperaba una interminable cola, debido a la lentitud en la botadura de las embarcaciones por la dificultad del nivel del embalse.

Estamos ya en el agua, chalecos puestos y motivación máxima en cuanto nombran el número de tu embarcación.

Este año con un nivel desconocido para nosotros nos tocó ir bastante a la aventura, barrer mucha agua e intentar localizar zonas productivas.

Lo primero que nos llamó la atención con este nivel de agua tan bajo es la desaparición de multitud de reculas y como es lógico el color del agua más turbio en muchas zonas. Después de 1000 o 10000 lances vete tú a saber… En una cobertura introduje un ika y cuando llego a la base del tronco noto una retención, clavo y mi falcón Heavy+16lb de flurocarbono hicieron el resto para meter en el vivero un bonito Bass de 1,700kg.

Mi compañero ahora más especialista en lubinas o llobarros, poco a poco iba perdiendo el salitre acumulada por estos años playeros, aunque estaba empeñado en capturar algún verde con sus señuelos saltwater…

Después de varias picadas fallidas porque no comían bien, llegamos al pesaje con un solo Bass en el vivero, pero mi sensación era de que la segunda manga seguro que sería mejor.

Segunda manga

Este segundo día decidimos salir del camping navegando hacia Mas de la Punta. La noche estaba muy cerrada sin apenas visibilidad, pero con la linterna de José nos apañamos para llegar, a la vuelta es cuando nos dimos cuenta de lo peligroso que es navegar de noche con el embalse tan bajo… con ruinas en algunas zonas a flor de agua, las cuales marcamos para no tener ningún incidente.

El agua hervía durante todo el recorrido, millones de alburnos estaban en la capa de agua más superficial. Recogimos la plica, desayunamos y ya estábamos en el agua dirección presa. Salíamos por la mitad de la tabla y casi todos los equipos iban en la misma dirección. ¡Mientras tanto José observaba los señuelos que llevaba montados en las cañas, si había cambios! Por la noche antes de irme a dormir le había montado algunas cosillas y su material lo deje en la casa.

Paramos en una zona somera con matas y comenzamos a pescar a power fishing, solo costo unos pocos lances para que mi compañero clavara con un chatterbait su primer Bass y el que sería nuestro mejor Bass de la jornada. Seguimos
pescando zonas parecidas, pero no había resultados. Fuimos combinando técnicas de vinilo y en algunos momentos tirando como se suele decir de “carraca”, hasta que se abrió la famosa ventana de actividad y en 20 minutos clave dos basses más con la spinner que nos volvían a motivar para seguir intentándolo.

Las horas pasaban sin actividad, mientras tanto iba jugando con la talla y colores de mis señuelos… hasta que José uno de los mejores pescadores de crank con los que he tenido la suerte de pescar, ¡subía a la barca el cuarto! Solo nos faltaba un pez para el cupo y a unos 45 minutos del final, saltaba completamente fuera del agua un Bass XXL con un hélices minúsculo enganchado en su boca. Note la tensión en la línea durante unos pocos segundos y se soltó. Que careto se me quedo…

A continuación, vino una conversación de besugos: «Paco mira la hora». «Tranquilo, José». «Paco, la hora». «Tranquilo». Habíamos cambiado los papeles de años atrás, y cuando mire el móvil. ¡Jooooooooose chaleco que no llegamos! Faltaban solo 20 minutos y estábamos cerca de la presa. En ese recorrido le quite al Mercury la carbonilla que suelo acumular de normal. ¡Se respiraba mucha tensión en la barca! «¡No llegamos!». «¡Que si!» «José, tranquilo». En el último minuto llegábamos a la barca de control para decir el número de embarcación y capturas. Entonces respirábamos. La competición te da esa adrenalina que un día de pesca normal no tiene, ¡jajaja!

Pesamos 3.480 kg. Foto de rigor y peces a la piscina con una muy buena recirculación de agua.

Quedamos séptimos de la manga e íbamos en el puesto 12 de la general. Solo nosotros sabíamos esos peces lo que nos habían costado…

Nos fuimos navegando relajadamente hacia el camping y sacamos la embarcación.

Repostamos gasolina, cenamos y José se fue al sobre (se nos ha hecho viejo). Mientras tanto yo me quedé preparando todo para el día siguiente. Siempre con la ilusión de volver hacer otro top 10 en la última manga ,como en el último edición que participe.

Tercera manga

Volvíamos a salir de la rampa del camping, pero esa noche era muy diferente. Las dos anteriores el cielo estaba encapotado y esta vez, totalmente despejado con una luna casi llena y muy estrellado. Hacia más fresco y navegando vimos muchos ataques en aguas abiertas a los millones de alburnos que tiene el embalse. Se veían muy claramente que muchos de ellos eran siluros pequeños.

Desayunamos, recogíamos la plica y cuando volvimos a la orilla la barca, ¡¡¡no estaba!!! Deslizo del barro y a la deriva a unos 30 mt de la orilla estaba. Menos mal que Juan y Alfonso me acercaron a por ella en sus estratos.

Llego el momento de la salida. Teníamos claras 3-4 zonas y pensábamos que los horarios de entrar en ellas serían la clave. Navegamos unos 10 minutos hasta llegar al primer “hot spot”, eléctrico al agua y al lío. ¡¡¡No tardamos en obtener las primeras picadas y capturas… eran siluros!!! Se habían adueñado de la orilla.

¡Cambiamos de zona y la misma historia… llevábamos casi dos horas de pesca con una docena de siluros!, subidos a la moqueta de la barca, la cual estaba llena de babas. No había ni un solo Bass, los habían desplazado. No dábamos crédito, hasta que llegó el parón y la inactividad total.

Parecía que no había ningún tipo de vida en el embalse, durante estos momentos de parón tan acentuados en algunos momentos del campeonato nos divertíamos contando chorradas…

O recordando frases del mismo, como la que le propinó la tarde anterior el chef del camping a un bassmaster de Carcaixent: “Pero tú que te has pensado de que estás en las Vegas”, por su intención de cenar a las 9 de la noche. Así fueron pasando las horas y con un sol aun de justicia decidimos salir navegando hacia Mas de la Punta y entregar la plica.

Nos quedaban muchas cosas por hacer: sacar la barca, desinfectarla con su correspondiente ticket, recoger trastos y unas cuantas horas de viaje.

Volvíamos a casa los tres, sí. Ya no os acordabais de “Lola” esa perra tan buena, de la cual no nos hemos enterado de ella durante estos días.

A la 1 llegaba yo a mi casa y a las 7 de la mañana sonaba el despertador para ir a trabajar, recordándome en ese momento de una de mis frases preferidas: “Prefiero el peor día de pesca, al mejor trabajando”.

Ya solo me queda felicitar a la organización por su buen hacer,

al pódium y muy especialmente a los merecidos campeones Juan Hernández y Alfonso Alcaide, los cuales ya han hecho historia grabando su nombre en la placa-trofeo de este campeonato tan longevo.

Nosotros terminamos en el puesto 19 de 60 embarcaciones, no conseguimos entrar en el top 10 del campeonato, pero nos volvemos contentos con los días que hemos pasado representando al Valencia Bass Club en este campeonato tan duro.

Porque al Caspe Bass y volverás.

Un saludo y buena pesca.

Bookmark the permalink.

Comments are closed.