Entrenando con dos bassmasters

Después del XX aniversario volvimos a Contreras para seguir con los entrenamientos, o mejor dicho disfrutar de la pesca en un embalse que está resultado más productivo que, por ejemplo, Benagéber.

El primero de estos días fuí con The Guardian que se encuentra en el dique seco a la espera de su nueva flamante embarcación. Así que rescatándolo de un posible colapso emocional me lo llevé de pesca tras tres semanas sin pescar.

El día estaba nublado y la tormenta que se atisbaba en el horizonte hizo reducir un posible set de 12 horas de 7 a.m. a 7 p.m. Sin embargo, con un embalse para nosotros solos, el día se dió mejor de lo esperado.

Empezamos en la recula del camping con crankbait que nunca nos falla.

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Luego nos fuimos hacia las réculas de Fran en Contreras y de igual manera, el Sculpo no nos falló.

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Emilio, pescador de grandes lucios, libraba la funesta porra in extremis.

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El siguiente día tuve el placer de ir a pescar con el bassmaster de El Pontón que por suerte conocí en el XX aniversario. Así que tras recoger a Alvaro a las 7 a.m. nos dirigimos a Contreras.

Como era de esperar mi compañero en esta ocasión no había pegado ojo con el nerviosismo de pescar desde embarcación. No sé porque, pero era una vivencia que me era bastante familiar.

A las 7:30 ya estábamos en la rampa. Tras nosotros llegaron los hermanos Tórtola, unos excelentes conocedores del embalse de Contreras. Así que entre saludar a unos y otros, a las 8:00 botábamos la embarcación.

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Remontamos las aguas de Contreras para parar en el margen derecho y empezar a batir orilla con crankbait. Mientras tanto aprovechaba para dar algunos humildes consejos a Álvaro sobre la pesca con crankbait:

Es muy importante que ajustes el enlace a la orilla y que en la medida de lo posible minimices el chapoteo del señuelo al tocar el agua.

No hacía mucho viento, pero aún así:

Álvaro, no realices el lance por arriba ya que el señuelo describe una parábola demasiado amplia y pierdes el control sobre donde va. Además el señuelo hace más ruido al caer al agua y el viento se lleva la línea a los árboles cercanos.

La tertulia fue animada hablando de pesca y de los personajes que la rodean. Sin darnos cuenta habían pasado las primera horas sin picada. Así que cruzamos de orilla para buscar los hot-spots de Contreras.

Empezamos a ver peces que dejaba en manos de Álvaro, pero no había suerte, o nos veían y no querían picar. Finalmente, Álvaro montó su jerkbait blando y lo hizo vibrar. A pez visto, lanza el jerkbait y se le engancha en una rama a ras de agua. Sin embargo, el bass sube zafa el señuelo y Álvaro clava sacándoselo de la boca. ¡Qué mala suerte!

Era mi turno con un señuelo que Álvaro había desdeñado hasta el momento. Lance suave dejando caer el ika libre hasta el fondo con holgura (slack) en la línea, pero con suficiente tensión como para notar la picada. Todo esto con narración en voz alta para Álvaro de la técnica de la pesca con ika. El bass baja detrás del señuelo, así que arrastro ligeramente el señuelo por el fondo, lo cual precipita la picada. La cara de Álvaro era toda una sorpresa, algo así como: «Si los basses pican a los ikas» 🙂

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Volvimos sobre nuestros pasos para que Álvaro intentara pescar a pez visto. Efectivamente, tuvo su oportunidad, dejándole mi caña montada con un ika. Lanza con suavidad, pero con excesiva holgura en la línea lo cual no le permite notar la picada. Mi voz de alarma disparó la clavada de Álvaro: «¡Que el bass se lleva el ika en la boca, clava, Álvaro!». Álvaro ejecuta la clavada, pero con tan mala fortuna que le saca el ika de la boca.

No había nada que hacer, así que seguimos buscando otros peces. Álvaro sacaría algunos peces más con su crankbait, pero omitimos su fotografía para no dar pistas a los contrincantes del próximo concurso que estarán leyendo esta crónica.

Estábamos a punto de irnos cuando ocurrió lo inesperado. Una carpa descomunal zafó mi Sculpo y durante unos minutos estuvimos bailando a su son hasta que decidió que el baile había acabado penetrando en un arbusto hasta que la línea partió. ¡Qué rabia! Habría sido la mayor carpa de mi vida. Álvaro estaba tan alucinado como yo.

Así que con esta anécdota dimos por terminada la jornada de pesca acompañado por el bassmaster de El Pontón. Álvaro guió el barco con trayectoria sinuosa hasta la rampa de botadura, mientras íbamos comentando los lances de la jornada.

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Personalmente, como he dicho antes, fue un placer compartir una jornada de pesca con Álvaro y poder revivir aquellas sensaciones y recuerdos que uno sentía cuando iba de pesca con aquella ilusión de joven pescador que compensaba la falta de medios.

PD: Acordaos que el próximo sábado 21 de junio de 10:00 a 21:00 tenemos una cita en la explanada del Nuevo Centro (Valencia) en la Feria de la Pesca Deportiva y Turismo. ¡Esperamos vuestra asistencia!

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