Bacoretas

Como a muchos pescadores de black-bass, a mí, la pesca en el mar no me atraía mucho, ya que pescar a la nada me parecía aburrido.

Poco a poco fui aprendiendo y adquiriendo conocimientos que hacían que cada vez me resultara más interesante. Notaba como dentro de mí crecía una nueva pasión, como en su día me la generó el black-bass.

En esta crónica voy a hablar de mis dos últimas salidas al mar dedicadas a la bacoreta, un pez que lo único que sabía de él, es que era muy esquivo y desconfiado, y que no era nada fácil de capturar.

Primer día: con la compañía de Roberto Martínez (querido y odiado por muchos XD) y David Sánchez (Un lobo de mar, del cual estoy aprendiendo mucho).

A las 6 a.m. ya estábamos surcando los mares en busca de estos túnidos tan esquivos, pero que tanto te hacen disfrutar.

En las primeras horas no había mucha actividad por las profundidades en las que se suele mover la bacoreta, con lo cual nos aventuramos a ir mar adentro, a ver si se habían desplazado. Cuando ya estábamos por los 60 metros de profundidad, se escucha una voz que parecía que venía del inframundo que decía: ¡¡¡Pajarera!!!

Nos acercamos a todo lo que daba el motor, y cuando estábamos encima, ¡Sorpresa, atunes rojos! Y nosotros con el equipo de bacoreta y con 0.40 de bajo. Aun así no nos resistimos a pegarles unos lances.

Yo lo vi claro. Lancé, y donde cayó mi señuelo, tres metros por detrás se acercaba una ola de metro hacia mi señuelo. Cerré el pick-up del carrete, y como si de un senko se tratara, ya iba clavado. Pasó un minuto hasta que el animal se dio cuenta que estaba clavado y empezaron los lloros.

Después de seguir al bicho durante 10 minutos, yo ya me creía que iba a batir un récord IGFA, pero no. Cuando lo estaba bombeando, acabó partiéndome; pero me dio igual, había disfrutado la parte buena del combate, ya el resto era sufrimiento.

Visto lo visto, ante la impotencia de lo que había ocurrido, nos fuimos humillados hacia la costa, nos tomamos un momento de relax y aprovechamos para comer algo. Mientras nos torturábamos mentalmente de porque nos habíamos dejado el equipo de atún en casa.

Pero la tortura se acabo rápido, cuando de repente apareció un pájaro, después otro, otro y cuando menos nos lo esperábamos ya estaba liada. Por fin, ¡bacoretas!, inconfundibles por la posición que toman las aves cuando las sobrevuelan, y en la forma que se tiran a comer.

Aparte ese día estaban a tope, era un espectáculo verlas comer. Veías en la superficie como barrían al pescadito que estaban comiendo, la pena es que nos quedaba poca gasolina, pero aun así conseguimos sacar 5 del agua entre 3 y 5 kg, incluyendo un doblete.

Ya cuando íbamos rumbo a puerto, yo solo pensaba en la próxima salida. No me quitaba de la cabeza esas carreras de 60 metros, mientras el carrete silbaba como loco.

Segundo día: como no, con la compañía de Roberto Martínez y de Vicente Greys (bautizado como el skipper del momento y también conocido como Titin, Tibian, Vicentako o Tibiancho).

Salimos un ratillo por la tarde, ya que las bacoretas estaban más activas al atardecer, debido a que el mar estaba un poco más agresivo que por las mañanas.

P7026885.640x480

Empezamos a buscarlas en la profundidad y en las zonas que se habían cogido días atrás, pero no se veía nada, con lo cual nos fuimos a más profundidad a buscarlas. Empezamos a ver pájaros, hasta que allí, en el horizonte, vimos la megaliada. Pusimos el 50HP a tope rumbo a la guerra.

Cuando llegamos, teníamos claro que eran bacoretas por la formación de las aves y la forma de tirarse a comer, pero no se veían las barridas en superficie del primer día.

El primero en clavar fue Roberto con el señuelo estrella del día, (stick shad 114 sinking color natural shiner). Jamás había visto un carrete escupir hilo de esa forma, y tras 10 minutos de combate, por fin la subimos a la barca. Una preciosa bacoreta de unos 6 kilos.

P7026883.640x480

Ahora era mi turno, tras unos lances perfectos con otros señuelos, sin ningún resultado, le pegué una colleja a Roberto, le quité el stick shad y me lo puse.

Primer lance, empiezo a recoger como si no hubiera un mañana y ¡BOOM! Ya estaba, empieza la fiesta. Mientras yo combatía la bacoreta, Roberto no paraba de clavar todo tipo de rapaces, tales como un charrán y un alcatraz.

Imaginaros la situación: yo clavado con una bacoreta que no paraba de sacar hilo y Roberto clavado con un alcatraz de 1 metro con las alas extendidas, que iba enganchado con una potera en la pata y la otra en el cuello y con ganas de matarnos.

La conversación entre Roberto y Vicente mientras desclavaban al alcatraz fue la siguiente:

Vicente: ¡Cuidado Roberto que las rapaces atacan al ojo!

Roberto: Vicente, ¿la tienes cogida?

Vicente: ¡Nooo! ¡Me tiene ella a miii!

En ese momento me giré y vi como el bicho tenía la mano de Vicente presa entre su pico satánico, menos mal que llevaba guantes y pudo sacar la mano, pero el guante no lo soltaba.

Desclavamos al alcatraz, lo devolvimos a su medio en perfectas condiciones. Yo logré subir a la bacoreta de unos 7kg a bordo, unas fotillos para el recuerdo y al agua.

P7026888.640x480

En fin, la bacoreta es una especie que os recomiendo a todos que si podéis salgáis a pescarla. Yo en cuanto pueda volveré a buscarlas.

Un saludo.

Bookmark the permalink.

Comments are closed.