Doble de Orilla en Cortes (y II)

Eran las 5:30 cuando un servidor se levantaba para dar comienzo a los preparativos de la segunda jornada de pesca.

En ello estaba cuando de nuevo volvieron a aparecer la benemérita en su todoterreno. Pasaron despacito como buscando indicios de que algo peligroso y de dudosa legalidad hubiera ocurrido durante la noche, pero sólo pudieron ver un campamento recogido y limpio. Tan solo una botella de agua y una gran bolsa de basura adornaban nuestro particular saloncito de acampada. Antes de irnos a dormir recogimos hasta la última colilla y dejamos la zona impoluta.

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Fui recorriendo los coches donde yacían en estado casi catatónico la mayoría de los chavales y megáfono en mano fui despertándolos haciéndolos entender que ya sólo faltaban 5 minutos para las 6:00am y que con ellos o sin ellos daríamos comienzo a la competición.

Fueron apresurándose en levantarse y desayunar algo rápido. Finalmente decidimos dar comienzo a las 6:15am. Bocinazo y todos a correr en busca de esos madrugadores basses que suelen alimentarse a la fresca en superficie .

Jumi tuvo que pasar la noche en casa y llegaría un poco más tarde. Así que concrete con él en vernos en la zona libre de Cortes. Allí me encontré con los madrugadores furtivos de la zona que tras capturar alburnos, los usan como cebo desde el embarcadero. De nada sirvió advertirles que lo que hacían es ilegal y que en cualquier momento aparecería la Guardia Civil, como ha ocurrido en otras ocasiones.

Me fui hacia la izquierda dirección al puente donde hay un buen trozo de orilla con centenares de árboles semisumergidos. Allí siempre hay buenos bases merodeándolos. En los primeros 4 ó 5 lances ya observé que volvían a estar los peces como el día anterior. Nadaban tras el engaño pero nunca embocaban, y eso que eran basses mas bien pequeños. Sin embargo, en el 6º lance un gran bass sale de su árbol hacia mi senko, lo observo y en mi intento por hacerlo atacar, muevo en exceso el señuelo. El bass zafa entre sus mandíbulas el señuelo, pero en la clavada observo que la típica ramita que nunca vemos absorbe toda la fuerza de mi clavada. Pude ver como el bass se clavaba pero tan levemente que se desclavó automáticamente. Mi cabreo era superior, pero así se aprende.

Al rato llegó Jumi. Nos fuimos directos al mismo límite del acotado bajo el puente. Yo adelantado, advertí a Jumi que no se acercara que estaba levantando otro 2000 del fondo y que podría ser que cogiera mi vinilo. Así lo hizo el gran bass, pero tan sólo con la comisura de los labios. Esperando a que tragase todo, lo escupió quedándome muerto al verlo marchar sin más.

Sin más dilación, por el rabillo del ojo pude ver otro más grande aún que se acercó a ver que pasaba. Le tenté de la misma manera y otra vez como si se tratara de la repetición de una misma jugada, volvía a coger mi cebo con los labios sin que tan siquiera pudiera yo dar el cachete. Lo volvió a soltar. Jumi y yo lo volvimos a intentar un buen rato y no hubo manera de obtener ni picada.

Asi que Jumi decidió irse a otro lado y yo seguí probando diversas técnicas buscando un patrón para conseguir hacer picar a estos esquivos basses. Frustrado decidí irme a otro lugar caminando por la orilla, pero en un traspié acabé cayendo al agua. Tras salir del agua, revise todo, parecía que mis pertenencias no había sufrido daños, a excepción de la llave del coche que estaban empapadas.

Me recompuse y decidí probar un poco más. Otro gran bass que perseguía mi senko, no pensaba que lo haría picar, pero terminó tragándoselo en un ataque feroz. ¡Zasss!, clavé ese majestuoso bass que conforme iba arrimando a la orilla, era más grande de lo que pensaba. Por fin zafado entre mi dedo pulgar y mi índice estaba la mandíbula de este tremendo bass.

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Como era de esperar no podía abrir el coche con mis llaves mojadas y llamé a Jumi que vino en mi ayuda. Me llevó al lugar del pesaje que tuvimos que utilizar la báscula que tenía Jumi que pesaba de 10 en 10 gramos.

Allí me esperaban intranquilos el resto de participantes ajenos a lo que me había acontecido. Algunos nerviosos pues portaban buenos peces .

Volvieron a comentarme que habían visto los peces igual que el día anterior, pero que esta vez algunos habían conseguido engañarlos. Fueron pasando por la báscula Francisco con 2 peces y 3230 gramos que terminaría dándole el primer puesto.

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El Gallego con dos más. Uno de más de 2 kilos, pero el otro justito que le dieron 2770 gramos quedando segundo.

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David con otros dos dio un total de 2630 gramos.

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Daniel Fajardo sólo con uno, pero con un peso de 1530 gramos, quedo 5º.

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Un servidor se quedó para el final dándole mas emoción si cabe al peso de mi tarugon. En mi mente rondaban la cifra de 2550, pero me equivoqué y solo dió 2480 gramos.

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Así que me resigné a quedarme cuarto pero con la pieza mayor de lo que va de competición de orilla de este año.

La clasificación quedo de la siguiente manera:

POSICIÓN PARTICIPANTE Nº PIEZAS PESO TOTAL TOTAL
Francisco Valera 2 3,230 33,230
Jose Antonio Mazaira (El Gallego) 2 2,770 28,770
David Baides 2 2,630 26,630
Berni Zarate 1 2,480 24,480
Daniel Fajardo 1 1,530 21,530

Pieza mayor: Berni Zarate con 2,480 gramos

La clasificación general tras 4 sociales queda de la siguiente forma:

POSICIÓN PARTICIPANTE PUNTOS
Jose Antonio Mazaira (El Gallego) 123,64
Francisco Valera 55,68
Omar de la Cruz 53,97
Sergio García 45,55
Israel Soto 27,09
David Baides 26,63
Daniel Sevilla 24,97
Berni Zarate 24,48
Daniel Fajardo 21,53

Pieza mayor: Berni Zarate con 2480 gramos.

Hicimos una comida rápida de hermandad de despedida.

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Nos fuimos rápidamente para volver a casa. Bueno, todos menos yo que con unas llaves de coche mojadas tuve que esperar una grúa. Pero eso será otra historia que algún día contaré.

Conclusión, un fin de semana inmejorable con un compañerismo que se palpaba en el ambiente y donde una vez más volvimos a descubrir que pescar es nuestra afición, pero pasarlo bien y hacer buenas amistades aun es mucho más importante.

Todos hacemos afición, todos hacemos club.

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