Descubriendo Beniarrés

Hace ya varias semanas que estábamos intentando ir a Beniarrés pero problemas de agenda lo habían impedido. En esta ocasión me acompañaría un buen conocedor del escenario, debo mantener su identidad en secreto ya que el cerco se estrecha cada vez y peligra la práctica de su afición preferida. Le llamaremos el pescador de incógnito.

Nuestro particular garganta profunda nos había informado de que en las últimas semanas se habían hecho buenas pesqueras en Beniarrés y con la moral por las nubes nos fuimos para allá. El viaje comenzó un poco accidentado ya que el pescador de incógnito se dejó los papeles del barco y nos tocó volver al puerto base perdiendo una media hora después del madrugón. No pasa nada, proseguimos el trayecto y llegamos al camino (por llamarlo de alguna manera) de descenso al agua. Tengo que advertir en este momento que el camino está prácticamente impracticable para los turismos, salvo para aquellos más osados, y recomiendo que sólo se acceda con 4×4 si lleváis barco. El embalse estaba al 90% y el entorno es realmente bonito con la vegetación a ras de agua y muchas reculas atractivas. El único punto negativo es que las aguas son de un color verdoso mugriento que no pega nada con el resto del paisaje.

Botamos el barco sin ningún problema y nos dirigimos a una recula donde suelen picar. Empezamos batiendo orilla con jerkbaits duros y blandos sin tener ninguna respuesta. En los puntos de más cobertura y usando un jig conseguí la primera captura del día, un pez que casi tenía la medida. Como no era digno de foto volvió rápidamente al agua. Ya no hacíamos porra. Con el optimismo de la primera captura seguimos avanzando recula arriba en aguas poco profundas. Seguimos pescando rápido pero nada.

Después de desengañarnos en esta recula cambiamos de ubicación y pasamos a modo spinner donde el pescador de incógnito, haciendo gala de una depurada técnica de lance, conseguía 2 basses en poco tiempo, uno de kilo y otro de 1,200. Así seguimos lance va lance viene en agradable conversación sobre temas de actualidad y de la vida en general pero nuestro amigo el pescador de incógnito empezó a sufrir en sus carnes los problemas de ir a pescar de estraperlo con los equipos sin preparar, un par de carretes le daban bastante guerra pero echando mano de técnicas ancestrales de relajación se sobrepuso y siguió pescando.

Siguiendo por esa orilla clavé un pez kilero con la spinner pero en un saltó se soltó. Sería el primero de los 3 peces que se fueron con un aguijonazo en la boca pero sin pasar por mis manos.

Cambiamos de zona a otra más abierta al embalse y seguimos con técnicas de pesca rápida. En una de esas veo que un bass sigue mi spinner casi hasta el barco. Le vuelvo a lanzar y la misma reacción. Cambié a un crankbait firetiger Juanki’s design, el bass no pudo resistirse a sus encantos y se lo comió al instante. También se soltó después de una breve pelea. Segundo que se iba.

De camino hacia la presa tuve otras 2 buenas picadas al jig de los cuales sólo una terminó en foto y como ya era hora buscamos una recula abrigada del viento para comer. Tras una breve pausa retomamos la recula de por la mañana con la ilusión en la mente de encontrar a los basses y que sus picadas nos hicieran retrasar la vuelta a casa hasta unas horas que hicieran que al pescador de incógnito no lo salvara del desahucio matrimonial ni Hada Colau.

No hubo tal suerte, sacamos un par de peces más también con la spinner, que dejaron la cuenta en 7 capturas, y con un viento ya verdaderamente molesto, y sin esperar a que nos abrazara la luna, recogimos bártulos y para casa.

El camino de ascenso, como os imagináis, es como el de bajada pero peor. El qashqai tuvo que sacar todo lo que llevaba dentro para subir lo más lento posible y así evitar que el remolque cobrara vida propia.

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