Fallas en Sierra Brava

Habíamos planeado esta salida a Sierra Brava con meses de antelación. De hecho, la primera vez que Fernando nos visitó en Valencia ya nos llenó la cabeza de basses de 3kg de Sierra Brava y estábamos deseando visitar este embalse.

Así que siguiendo el sabio consejo de Fernando concertamos el viaje para que coincidiera con Fallas. De la expedición inicial de valencianos, por diferentes motivos me quedé solo en un viaje de 5 horas y media hasta tierras extremeñas siguiendo la ruta óptima indicada por una estrella del rock.

Fernando se había encargado de todo reservando una casa rural en Logrosán. A la que llegaría con el tiempo justo de saludar a Natalio y Fer, cenar y preparar todo el equipo de pesca para el día siguiente. Dormimos con los puños pretos y a las 8 de la mañana salíamos a la Churrería de Zorita para desayunar y comprar el pase del día.

La Churrería de Toñi era el punto de encuentro de pescadores de bass, carperos e incluso de aficionados del atleti. Este primer día nuestro destino de pesca fue la zona del Cordel.

Este primer día estuvo nublado y soplaba algo de viento. Estuvimos pescando con jerkbait duros por diferentes réculas pero no tuvimos picada. El agua estaba fría y la temperatura del día no acompañaba para que los peces se activaran. Sin embargo, las ganas por sacar un 3.000 de Sierra Brava hacía que me metiera en el agua con el vadeador hasta el punto que me acatarré.

Por la mañana Natalio consiguió sacar un lucio de 2-3 kilos y tras insistir durante horas metidos en el agua, desistimos para hacer receso y comer al lado del coche. Eramos conscientes de que si saliera el sol durante unas horas los peces se activarían, pero no fue así. Os dejo una instantánea de una encina sumergida en medio del embalse de las que en Sierra Brava hay cientos.

Por la tarde cambiamos de orilla y nos encontramos con una romería de pescadores que tenían concurso ese día. Entre todos sacaron 5 peces que no llegaban al 1.5kg. Es decir, que aquella orilla estaba bastante trillada. Para cruzar de orilla había que vadear un bonito riachuelo, aunque Fer con botas cortas no le pareció tan bonito.

En un momento dado vimos como unos cuantos pescadores de bass se arremolinaban alrededor de un carpero que parecía que estaba enganchado en el tapón del embalse. Era un ocasión perfecta para ver una de las carpas que albergaba el embalse de Sierra Brava, meca de los carperos.

El ribereño que siempre había pescado en río, estaba más que sorprendido de la carpa que llevaba al otro extremo de la línea. Fernando se ofreció voluntario para echarle una mano, y pocos minutos después ya podíamos observar una carpita de Sierra Brava.

Fernando se encargó de todo. Pesó la carpita que dió 10.7kg en canal. Nótese la expectación que desató conocer el peso del animalito.

Después vino la sesión fotográfica que también incluyó un vídeo narrando la captura.

Por último, la foto premio Pulitzer de Fernando.

También es digno de mención el vehículo motorizado del ribereño que le sirvió para vadear el río sin despeinarse. No sólo eso, sino que remolcó a un Seat Ibiza para que también vadeara el río como si fuera un todoterreno.

Pasado un rato vimos unos jovenzuelos, los tres con cara de buenos, que se adentraban en el embalse caña en mano.

Finalmente, Fernando pescando despacito y tirando de casta de pescador de orilla sacó el único bass de nuestra cuadrilla que daría un peso de casi 1.4kg.

Momentos después fue liberado en su medio natural.

Por mi parte seguí por esa orilla, andando, andando, y con un jerkbait duro conseguí arrancar la picada de lo que creo que sería un lucio. Se revolvió en dos palmos de agua y se soltó visto y no visto.

Eso sería el fin del primer día de pesca en el que sólo vimos un bass de manos de Fernando, un lucio que sacó Natalio y un servidor tuvo una picada seguramente de un lucio.

Al día siguiente, el tiempo seguía igual o incluso peor, empezaba a chispear bajo un cielo encapotado a más no poder. Los guías de pesca decidieron ir a la Moheda a probar suerte. Una vez más los caminos llegaba un punto que sólo eran transitables con un todoterreno. Riachuelos bajaban por todas las vaguadas e intersectaban embarradas pistas forestales. En el camino tuvimos la ocasión de visitar la planta de maternidad ovina. Seguro que a uno que yo me sé, esto ya no le llama la atención.

Dejamos el coche cuando vimos que el camino era impracticable para un turismo y seguimos a pie. Aquí os dejo una imagen de la cuadrilla de Sierra Brava 2013. De izquierda a derecha, Fernando, Jorge, Fer y Natalio.

Estuvimos pescando las réculas de la zona y el único afortunado fue Natalio que en una de la réculas tuvo un bass que le siguió, pero sin llegar a picarle. Por la zona probaríamos de todo, pero ni picada. Yo me seguía metiendo al agua para lanzar hasta el infinito y más allá, aunque no tendría recompensa.

El día seguía siendo bastante frío y sin sol, los peces no se animaban a acercarse a la orilla. Sin embargo, la visión del embalse era espectacular y Fernando aprovechaba para hacer bonitas fotografías.

Así que volvimos para comer a donde estaba el coche y cambiamos de zona para probar en la zona de la presa donde la pendiente de las orillas era más pronunciada.

Detalle de la entrada del canal que viene del embalse de Orellana gracias de nuevo a la cámara de Fernando. Estaba entrando mucha agua al embalse por diferentes puntos.

En esta zona estuvimos protegidos del fuerte viento por un montículo, aun así había que ir bien abrigado y cubrirse la cabeza. Fer se cubría con su capucha en modo «Doña Rogelia».

¡Ay, va, pero si es Doña Rogelia con gafas de sol pescando al bass!

Este segundo día nos recogimos pronto cuando empezó a llover y las picadas eran inexistentes. Así que nos refugiamos en la bonita casa rural que Fernando había reservado.

Y llegó el último día, había que jugárselo a todo o nada. Por fin el sol salió y empezó a calentar el agua. Así que volvimos a la zona del embalse del primer día donde habíamos tenido picadas.

Empezamos batiendo orilla, aún así bien abrigados.

Fernando tardó poco en sacar su primer bass de 1.2kg sobre una punta con jerkbait duro.

Pocos minutos después sacaba su segundo pez pescando una playa. Esta vez era más grande 1.7kg.

Fernando demostraba ser un gran conocedor del embalse, y ya llevaba 3 basses en su haber. Por otra parte, yo tendría otro lucio enganchado durante unos segundos y se me soltó. Lo mismo le ocurriría a Natalio que enganchó un lucio de unos 5kg que no pudo sacar.

No tendríamos más picadas por la mañana y como es habitual volvimos al coche para comer y descansar un rato. Este día el embalse estaba casi para nosotros. Fernando seguía haciendo bonitas fotografías.

Por la tarde, cuando ya estabamos a punto de irnos pues teníamos largos viajes de vuelta por delante, yo tuve mi única picada de bass de los tres días. Cuando estaba recogiendo un jerkbait, un bass de unos 2kg siguió el señuelo, lo ví, paré el señuelo y el bass golpeó el jerkbait, pero sin engancharse. Fue mi única oportunidad de sacar un bass de Sierra Brava. Una lástima.

Seguimos insistiendo hasta última hora sin éxito y finalmente decidimos recoger bártulos y poner fin a nuestra aventura de pesca de tres días en Sierra Brava.

El balance, a pesar de no sacar un pez del agua, es positivo y volveré a Sierra Brava. Un embalse precioso en esta época del año, aunque no tuvimos la suerte de que el tiempo nos acompañara para que la pesca hubiera sido más prolífica.

Por último, no me queda más que palabras de agradecimiento para Fernando, Natalio y Fer que se encargaron de todo y me hicieron pasar unos días inolvidables en un embalse, Sierra Brava, que como he dicho, volveré.

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