Boat Tuning: La Ribera – La Canal

Siempre había sido una asignatura pendiente el adecentamiento de mi embarcación, pero por la falta de conocimientos y el no saber por donde empezar había hecho que nunca le hubiera metido mano.

Hacía tiempo que había oído de la labor altruista de dos chicos oriundos de La Ribera y La Canal cuya conexión daba lugar a magnificas obras de arte sobre el agua, más conocidos como el Ferra y Chimo el de Navarrés. Así que no sé como fue, pero un día le llegó el turno al Rayo Azul de pasar por sus manos. Me imagino que sería como esa chica que espera que alguien la saque a bailar a la pista.

La cuestión es que llegó el día en que nos pusimos manos a la obra. La tarea inicial fue desmontar algunas partes de la Duroboat 12 como son el asiento central, la bandeja que se haya en la proa y el tablero donde se apoyaba el motor eléctrico. Acto seguido, fueron colocando y soldando los tubos galvanizados de 20×40 para conformar la estructura que va entre el asiento de proa y el de popa.

La tarea de radial y soldadura fue bastante tediosa, aquí vemos al aspirante a ingeniero técnico industrial radial en mano.

Como se puede observar en las dos primeras imágenes, las fiambreras de plástico servirían como tambuchos que irían ubicadas en el asiento trasero. Para ello hubo que agujerear el asiento, y lo peor, vaciar el corcho para hacer hueco. El Ferra se entregaba en esta tarea.

A continuación el Ferra comenzó a pasar los cables de la instalación eléctrica de la embarcación desde la zona de las baterías pasando por los interruptores en la proa para finalmente llegar a los diversos dispositivos: bomba de achique, bomba de recirculación, luces, etc.

Otra foto de los materiales necesarios y con el tablero de la proa que estaba siendo ajustado ligeramente. También se observa como el Ferra hace una carantoña a Chimo. Hágase notar como las raíces de La Canal de Chimo hacían que el Ferra, fuera Miguelico.

En la siguiente imagen se observa como las fiambreras de plástico, una vez pintadas de negro por fuera, pasan a ser tambuchos adecuadamente ajustados al rellenar con espuma expansiva el espacio entre el tambucho y el corcho del asiento. Nótese el detalle de calidad en el uso de celo para evitar que la espuma salga por encima del asiento. Como diría Chimo: Espesial.

Otra foto con el tablero de base a nivel para el fondo del resto de tambuchos dejando hueco para el vivero.

A continuación, el Ferra instaló el vivero con una bomba de recirculación y otra para tomar el agua de fuera.

El vivero con tapa y sellado con Sicaflex.

Más adelante, cuando la moqueta marina estuvo disponible, pasamos a vestir el Rayo Azul. Primeramente los laterales y después el tablero de proa que es el soporte del motor eléctrico.

Otro detalle de calidad fue la instalación por parte de Chimo del pedal hundido.

Mientras tanto el Ferra, electricista y fontanero jefe del proyecto, hacía la instalación eléctrica que le daría algún que otro quebradero de cabeza.

Poco después, Chimo comenzó a tabicar entre el tablero de base y la estructura de tubo galvanizado para definir los tambuchos.

Se puede observar como Chimo hacia marcha en su tabicación.

Detalle de la parte de popa que alberga espacio para las baterías del motor eléctrico popero y la bomba de toma de agua del embalse.

Ya quedaba menos. El Ferra instaló el motor eléctrico de proa, el mando de control de los diversos dispositivos eléctricos y la sonda. De profesional.

Entre Chimo y Ferra fueron colocando las tapas ya enmoquetadas de los tambuchos y los fijos. Esto ya era otra cosa, estaba quedando espectacular.

Sin embargo, aún quedaba la parte de popa por tapar…

… y la conexión La Ribera – La Canal trabajaba delicadamente en el enmoquetado del fijo de la parte de popa.

Una vez colocado el fijo de la parte de popa, el aspecto era otro muy distinto.

Ya sólo quedaba la tapa de los tambuchos y la tapa del compartimiento de baterías. Estos fueron colocados por el Ferra en sus ratos libres. Así que cuando llegué el próximo día… tachán.

Otra foto más de los dos artistas falleros en compañía del incombustible Pardo que nos acompañaría en una jornada de pesca vespertina en el embalse de Tous.

Finalmente, sólo me queda dedicar esta crónica a los maestros del boat tuning, Ferra y Chimo, en agradecimiento a las horas de trabajo invertidas en convertir al Rayo Azul en un verdadero Bass Boat. Muchas gracias, de verdad.

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