Copa Bocarde (Día 1)

El día despertó y con él la competición. Barcas grandes con potentes motores eran la tónica allí por donde miráramos. Esto no debe amilanar a nadie. No porque alguien tenga mejor embarcación que tú o cañas y señuelos más caros, van a pescar más que tú. El conocimiento, la experiencia y la confianza lo son todo. Siempre tenemos presente un artículo de la revista Federpesca hace aproximadamente 15 años en la que venía un reportaje de la competición más importante de la época, el Internacional Caspe Bass, que fue ganada por una pareja de pescadores que tenían una Duroboat de 12 pies. Su nombre seguro que os suena: Sergio y Santiago Longás.

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El azar decidió que saliéramos de los primeros en la manga por lo que resultaría más fácil escoger zona.

Arroyo-López:

Fuimos a las zonas que tuvimos picadas en superficie con la mala suerte de no tener ni un ataque y no haber ninguna actividad en esa capa de agua, entonces decidimos ir a pescar zonas de puntas con diferentes técnicas, el tiempo pasaba y no lográbamos subir ni un pez de talla al barco.

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Llevábamos varias horas de concurso y en un arranque de los míos le digo a Edu hay que cambiar el chip y adaptarse a pescar en las zonas de algas nos guste o no.

Empezamos a pescar con técnicas de vinilo y logramos ensalabrar los primeros basses.

Logramos el cupo en diferentes tipos de algas, aunque las más productivas tenían el tallo rojo. Viendo que no conseguíamos peces +1kg yo me dediqué a una pesca otra vez más profunda, y con un crankbait de profundidad logré un bonito bass de +1,5kg bien!!! Ya no eran los + de 15 peces de +35cm que habíamos sacado pero con pesos inferiores al 1,100kg los cuales solo medíamos y pesábamos a ojo ya que el peso nos lo dejamos en Valencia (vaya domingueros estamos hechos).

A partir de ese momento decidimos centrarnos en la pesca de los 5-14m hasta el final de la manga y Edu lograba clavar dos buenos basses de 1.800kg.

Llegamos al pesaje y teníamos al último bass dándose la vuelta en el vivero pero moviendo aún las agallas y por decisión conjunta lo presentamos. El no pesar con los 10 primeros barcos nos salió caro ya que este último pez iba a menos y se nos murió en pleno pesaje.

Desastroso ya que de pesar +7,400kg nos quitaron 1810+1810 de penalización como marcan las reglas. Qué decepción!! a «fer la mà la foto» jajaja nos afectó bastante ya que durante todo el día cambiamos el agua, controlamos la temperatura y usamos polvos tranquilizantes.

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Anduvimos por los alrededores y fallamos un pez a jerkbait de vinilo que no llegamos ni a ver. Insistimos pero nada. Arrancamos el motor con intención de abandonar la zona cuando de repente la sonda nos advirtió de una isla sumergida a bastantes metros de profundidad. Acto seguido lanzamos hacia detrás con el carolina. Nada más tocar fondo y arrastrar sutilmente la picada fue brutal, tanto como para casi arrancar la caña de las manos. Tras clavar con poca gracia (todo hay que decirlo), el pez empezó a subir lentamente tirando como un demonio. A los pocos segundos lo conseguimos subir y admirar su gran tamaño, que rondaría los 2 kilos, pero tras la que sería su última carrera hasta el fondo consiguió desclavarse sin dar salto alguno. ¡Maldita clavada! Insistimos un poco por la zona pero al no obtener resultado cambiamos de zona.

Al poco rato nos cruzamos con nuestros compañeros Paco y Edu de camino a la zona de las Minas que nos indicaron que también llevaban un pez en el vivero.

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Estuvimos poco rato en la zona de las Minas ya que aquello estaba lleno de barcas, entre ellas la de Mario Asensio, que horas más tarde nos enteramos que habían hecho un cupo de 9 kilos y se habían ido a mediodía al hostal a hacer la siesta. ¡Menudo crack está hecho el Mario!

En esta zona conseguimos sacar un pez de talla justa en una zona de algas en poca profundidad con un vinilo a la caída, lo que nos volvió a recordar que teníamos que olvidarnos de pescar en las orillas y buscar zonas con aguas más profundas donde localizar a los «big bass». También pudimos disfrutar de un precioso ciervo cruzar a nado el embalse huyendo del tránsito de barcas (no tenemos foto original).

Fuente: www.aceytuno.com

Fuente: www.aceytuno.com

Fue entonces cuando navegamos un rato hacia el puente de Helechosa, y tras tocar algún punto en concreto, localizamos con la sonda una punta con relativamente poca profundidad que se metía bastante hacia aguas abiertas. Inicialmente dimos una pasada pescando en superficie sin lograr resultados. Posteriormente, en la segunda pasada le tocaba el turno a la pesca de fondo donde de nuevo con el carolina una gran picada casi consigue enviar la caña al fondo del embalse. Esta vez la clavada fue la correcta y lo que tiraba al otro lado de la línea parecía una locomotora. El gran bass cogió impulso y saltó con todas sus fuerzas fuera del agua. En un intento por conseguir que no saltara forzamos la caña hacia un lado. En el salto el maravilloso pez rechoncho que pesaría aproximadamente 2300g o 2400g terminó por soltarse. ¡Dios, otra vez no!! En esta ocasión no se había desclavado sino que el hilo estaba rozado y había partido cerca del anzuelo. Error de principiante que denotaba el poco uso que le damos habitualmente a la técnica de carolina al no haber comprobado con asiduidad el estado de la línea.

Volvimos a montar el montaje carolina. Tras hacer el siguiente lance y recoger rápidamente para lanzar a otro sitio, un gran bass salió de uno de los laterales de la punta y al lado mismo de la barca atacó con fiereza la salamandra de vinilo. De forma casi inmediata el hilo se volvió a partir con un bass que estaría en torno al kilo y medio de peso. ¡¿Cómo puede ser?! ¡Si el hilo es nuevo! -nos decíamos-. Ahí fue donde tomamos la decisión de cambiar la marca del hilo y el grosor. Estábamos pescando el montaje carolina con un bajo de Seaguar de 10 libras y lo cambiamos a uno de P-Line de 12 libras.

Le dimos una tercera pasada a la alargada punta, el calor era insoportable. Hubo momentos en los que sumergíamos las toallas y nos las echábamos por encima de la ropa para conseguir estar más frescos. Había que beber con asiduidad y mojarse la gorra prácticamente cada 5 minutos.

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En una de esas, en uno de los laterales de la punta unos alburnos empezaron a saltar fuera del agua huyendo de algo. Instantáneamente, un gran bass dándoles caza. Teníamos el paseante preparado para este tipo de situaciones así que lanzamos el torpedo. Nada más pasar por encima el bass engulló el artificial y acto seguido en un salto que no se podría calificar como tal ya que no terminó de salir del agua, se desclavó. ¡Otro bass cercano a los 2 kilos al limbo!

La desesperación era importante. ¿Cómo podemos tener tan mala suerte? -nos preguntábamos-. Habían pasado de las 12:00h y solamente llevábamos dos peces pequeños en el vivero. Estaba claro que habíamos cometido algún error pero la penalización que estábamos sufriendo era demasiado grande.

Evidentemente la moral se vio afectada. Vagamos de un lugar a otro del embalse tratando de localizar zonas similares a la punta donde habíamos perdido 3 grandes basses. No conocíamos el embalse y no logramos encontrar puntas que respondieran a las características buscadas, consiguiendo únicamente perder tiempo en desplazamientos, pudiendo disfrutar en esta ocasión del paso de un hidroavión.

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A mitad tarde el calor nos dio un respiro y sopló ligeramente una brisa. Probamos con spinners y swimbaits de vinilo en algunas zonas con el objetivo de buscar peces activos donde hiciera viento pero ni por esas. Sacábamos de vez en cuando alguna zurraspa -como diría Mario Asensio- que no llegaba a la medida mínima de los 32 cm.

Volvimos a la isla donde habíamos pescado a primera hora de la mañana y habíamos tenido la primera gran picada a carolina. Cerca nuestro había una barca pescando unos algueros y consiguieron sacar delante nuestro un bass de talla. ¡¡Lo que faltaba!! El karma hizo acto de presencia y quiso recompensarnos por la mala suerte tenida hasta el momento. Tras efectuar varios lances obtuvimos otra sacudida al otro lado de la línea. Esta vez sí, la clavada fue correcta y esta vez no hubo saltos ni roturas de línea que impidieran que el bass terminara en el vivero. Un bonito bass cercano a los 1800gr hacía compañía a sus dos hermanos pequeños en el vivero. ¡¡Le habíamos devuelto la jugada a los compañeros de la otra barca!! El comentario anterior era una pobre excusa para tratar de animarnos un poco, pero pareció surgir efecto porque a los pocos minutos y esta vez con un cangrejo a shaky conseguimos nuestra pieza mayor del día, un bass cercano a los 2 kilos.

Poco más dio de sí la tarde y nos presentamos en el pesaje con 4 peces, dos grandes y dos pequeños que arrojaron un peso aproximado de 5.100gr. No lo considerábamos un buen resultado después de los peces grandes que habíamos perdido y que con toda seguridad nos hubieran dado un puesto entre los 3 primeros clasificados de la primera manga con más de 9 kilos. No valen de nada las lamentaciones, que únicamente ayudan a no tener la mente clara para afrontar así que no quedaba otra que reponerse y tratar de salvar el día siguiente.

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La primera manga había terminado y las sensaciones de las dos barcas no habían sido buenas por diferentes motivos. Debíamos tratar de desconectar y descansar de cara a la segunda manga y al viaje de vuelta, que haríamos nada más terminar la competición.

Nos duchamos y nos dispusimos a ver la final de la Champions League que generaba tanto animadversión como pasión dentro de nuestro mismo grupo aunque siempre con máximo respeto. Al fondo, el maestro Andrea Pirlo estaba con semblante serio a sabiendas de que sería un partido intenso y disputado como así fue.

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El bar del hostal se llenó de participantes y lugareños que no querían perderse el partido. Unos apoyando el F.C. Barcelona, y otros, que apoyaban al equipo italiano de la Juventus de Turín.

El partido de fútbol dio paso a una cena carnívora con materia prima de la zona como venado en salsa con especias que le daba un sabor realmente delicioso. Solamente por este tipo de comidas vale la pena desplazarse de vez en cuando a tierras extremeñas para degustar algunos de sus manjares.

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Finalmente, dimos la jornada por concluida y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones a descansar.

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