Sin trampa ni cartón

Sin trampa ni cartón, sí, señores, aquí no hay engaño ninguno. Aquí estábamos todos para dar comienzo a una nueva temporada, y demostrar un año más, que este gran grupo de amiguetes volvía para pasarlo a lo grande. Un grupo que antepone demostrar quien es mejor que el otro, al mero hecho de intercambiar conocimientos sobre técnicas y lugares de pesca, y sobre todo juntarse durante todo el año para hacer salidas donde poder encontrarse de nuevo con la única condición de pasárselo a lo grande.

Pues con todo el fin de semana por medio nos fuimos juntando en la orilla de Cortes de Pallás, en la zona del Ral. Teníamos el primer social de orilla por delante. Pasaríamos la noche en el embalse de Cofrentes, en la zona de El campo del cura. Para desde allí el domingo dar comienzo al social de pato.

Allí estábamos todos para comenzar el primer social desde orilla. Entre abrazos y saludos fuimos preparándonos para dar salida a la competición, que daríamos su inicio desde el Ral.

Nos dio la bienvenida el gran The Guardian, Emilio, quien acompañado de Víctor Cuevas nos comentaba lo duros que estaban los peces desde embarcación y como sería mucho peor de orilla.

Pero nada para estos chicos, y con muchas ilusión dimos el pistoletazo de salida de la manga. Nos fuimos distribuyendo por todo el embalse.

Yo por mi parte me fui a buscar una zona nueva que casi nunca va nadie a pescar y que hacia muchos años no pisaba. Frente a la isla de los patos donde las embarcaciones no pueden acceder y donde casi nunca se ve a nadie por allí pescando. Pensé que seria una buena opción a probar. El sitio prometía y cientos de basses palmeritos me dieron la bienvenida, como locos se peleaban por mi senko, pero hoy no eran ellos los que buscaba, sino sus papas o abuelos 🙂

Lo peor es que entendí porque casi nadie pescaba esa orilla y es que es casi imposible andar por ella. Esta compuesta de grava y rocas pequeñas que rompen los tobillos hasta de la más avispada de las cabras montesas.

Así que se me hizo imposible avanzar poco más de por donde descendí hasta la orilla y decidí ir a otra zona.
Pensé en uno de mis sitios talismanes donde el año pasado conseguí el bass que terminaría siendo la pieza mayor. Bajo el puente que cruza el embalse. Cuando llegue allí me encontré que ya estaba el Gallego probando suerte. Aquí siempre hay un par de buenos peces, pero eso si muy duros de hacerlos entrar a nuestros señuelos.

Pues no me quedaba otra que irme a la zona de la rampa de Cortes, una zona emplayada donde a veces pasan algún que otro buen pez en búsqueda de alburnos.

Al rato apareció el Gallego que había conseguido un gran pez allí donde yo hubiera querido probar suerte. Gallego, quien te puso de apodo «gorrión», te conocía bien. Anda que no sabes tú 🙂

Pues ya andaba yo algo desesperado de ver lo duros que estaban y decidí volver a la zona de pesaje. Por allí anduve un rato pensando que nadie estaría probando suerte. Cuando al momento me di cuenta que andaban 3 lugareños comiéndome el terreno que yo pretendía cubrir. Así que nada hoy no era mi día de ir a sitios sin pescar. ¡Ah, qué rabia da eso!

Me voy a la zona de las rocas del Ral donde entra el riachuelo, a ver si allí no hay nadie. ¡Uf, ni un coche por aquí! Aun no había montado otra caña y aparece nuestro amiguete Daniel de Almansa con su mujer a pescar un rato. ¡Ala, otra vez no puedo intentarlo tranquilo!

Ya de vuelta a la zona de pesaje, andaban todos por allí esperando para adelantar un poco el pesaje, ya que David y Francisco tras partirse el pecho y sobre todo las piernas habían conseguido engañar a tres y un pez, respectivamente.

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Jumi y Josele no se quedaban atras con el esfuerzo, pero corrieron peor suerte haciendo bolo. Bueno, bolo, bolo, sacaron un bonito lucio.

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Israel con más hambre de victoria conseguía traer al pesaje su captura.

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El Gallego allí estaba con su único pez, pero con un peso más que considerable.

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Por mi parte tras encontrarme dificultades por donde iba me comí un bolo precioso 🙂

Los chavales se quejaban de lo duros que estaban los peces, que salieron muchos pece , pero que sólo unos pocos dieron los 33 centímetros necesarios para el pesaje. Muchos de los cuales les faltaron uno o dos centímetros para ser válidos. Allí estábamos todos comentando anécdotas y experiencias, expectantes a ver el pesaje y averiguar si los tres peces de David superarían o no al único y gran pez de el Gallego.

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La bascula no mentía y alzaba al Gallego como ganador con un solo pez, pero con un peso de 2095 gramos. Mientras David se quedaba en segundo lugar con tres peces justitos de tamaño con 1950 gramos, pero muy meritorios dadas las circunstancias. Francisco se proclamó tercero con un pez de 520 gramos e Israel quedó cuarto con un pez de 506 gramos. Lo cual nos dice lo importante que llega a ser pesar bien los peces gramo a gramo. Entre bromas y cachondeo Israel lamentaba no haberle hecho tragar a su pez un plomito de 1/2 onza 🙂

La clasificación del primer social de orilla y clasificación general queda de la siguiente forma.

POSICIÓN EQUIPO Nº PIEZAS PESO TOTAL PUNTOS TOTAL
El Gallego 1 2,095 30 32,095
David Baides 3 1,950 26 27,950
Francisco Valera 1 0,520 24 24,520
Israel Soto 1 0,506 22 22,506

Cuando acabamos el pesaje, nos dirigimos rápidamente a la zona del campo del cura en Cofrentes donde pasaríamos la noche. Allí celebramos nuestra particular fiestecilla de inicio de temporada, y desde donde partiría al día siguiente el primer social de pato.

Lo que sucedió esa noche y en la mañana siguiente lo dejaré para la próxima entrega. Donde os aseguro que hubo de todo para no olvidarlo fácilmente.

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